Juan Daniel Oviedo Arango es uno de los precandidatos a la Alcaldía de Bogotá, el exdirector del Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Dane, nombrado por el presidente Iván Duque, y aunque recibió la propuesta del presidente Gustavo Petro para continuar en el cargo, anunció que no seguirá en este gobierno.
Oviedo Arango es economista de la Universidad del Rosario. Tiene una maestría en Economía Matemática y Econometría y un doctorado en Economía de la Universidad de Toulouse, Francia. A la salida de su cargo como director del Dane, Oviedo habló con la Revista Bocas, donde se refirió a temas personales, su infancia, su desempeño académico y profesional, su carácter y su homosexualidad, detallando hechos que han marcado su vida en cada aspecto.
En la entrevista relató que es un hombre que duerme poco, a sus 45 años ha sufrido matoneo, es considerado un profesor ‘cuchilla’, tiene obsesión por la limpieza y es quien, para los analistas, instauró un riguroso proceso de recolección de datos en el Dane, que ha permitido una mayor proximidad en la cuantificación de la realidad socioeconómica de Colombia.
En la entrevista se detalló cómo su oficina en el Dane estuvo llena de arte, lámparas de diseño, tapetes, plantas, libros, y una cobija de lana tejida por su mamá, que le sirvió para sobrellevar las bajas temperaturas de Bogotá, principalmente en las extenuantes jornadas en las que debía quedarse trabajando hasta la madrugada.
En sus cargos se destaca porque, además de profesor, ha sido director de Planeación y Efectividad Institucional en la Universidad del Rosario. Fue asesor de diferentes entidades como el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones.
La reseña de Bocas cuenta que Oviedo estudió primaria y bachillerato en el Colegio Nuestra Señora del Rosario, fue siempre un estudiante sobresaliente, en parte porque desde niño ha usado el estudio como arma efectiva para enfrentar el matoneo, algo que no lo ha abandonado nunca.
Desde que asumió la dirección del Dane fue motivo de burla por su manera de hablar, tanto así que fue apodado como ‘El gomelo’, sin embargo, como lo ha hecho siempre, a punta de trabajo logró callar las mofas y pasar a recibir aplausos.
En la entrevista contó que durante toda su vida le ha dolido el bullying, comentó que su respuesta fue encerrarse en el estudio, “Dije: bueno, si no tengo la oportunidad de ser sociable, voy a estudiar y a prepararme para salir adelante. En el trabajo, pues ha sido trabajando. ¿Qué más podía hacer?”, dijo; y ahora se siente orgulloso porque con su trabajo superó las críticas y pasó a ser uno de los funcionarios mejor calificados.
Plutarco Arango, su abuelo materno, marcó su vida a nivel disciplinario, académico y profesional, pese a que solo compartió con él hasta los 10 años, en 1987, cuando falleció, y comentó que “me quedé solo, sin mi abuelo, y no quiero causarle problemas a mi mamá. Tengo que ponerme a estudiar. Eso fue. Porque mis calificaciones de primaria eran normales. En bachillerato empecé a ser el mejor. Todo el tiempo”. En honor a su familiar, tiene tatuado el nombre de su abuelo en el pecho, sin embargo lo tiene al revés “porque es solo para que yo lo lea. Ante el espejo. El tatuaje fue hecho solo para mí”, comentó en ese momento.
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En la entrevista con Bocas habló también acerca de la difícil relación con su padre, en consecuencia de que se divorciara con su madre en 1991, confiesa que nunca le sintió cariño y, como siempre explica todo con cifras, detalló que en ese entonces su mamá “era la típica mujer del 45 por ciento de parejas heterosexuales en las que la mujer cuida y el hombre provee. Siempre fue firme con él”.
Luego del divorcio, para que su papá le diera dinero tenía que soportar humillaciones, así que “le dije a mi mamá que no le iba a pedir plata a mi papá. Ella me dijo: “yo tampoco”. Se puso a trabajar de vendedora en un almacén a donde iban los ricachones de Los Lagartos”, relató Oviedo.
Pese a que su primera opción académica era la medicina, le tenía pavor a la sangre, entonces se inclinó por la economía, y gracias a su buen desempeño en el Icfes, logró entrar a el Rosario, donde recibió una beca, y estando allí, empezó a trabajar en Educación Continuada, donde hacía las bases de datos de correspondencia e imprimir y pegar los stickers de los folletos que enviaban. “Ese fue mi primer trabajo”, comentó en la entrevista.
En la entrevista, Oviedo Arango relató que luego de participar en la marcha del orgullo gay en Bogotá “una mamá se me acercó en la calle y me dijo: “no sabe lo que ha significado para mi hijo que usted haya hecho ese video en la marcha del orgullo gay”, a donde, en efecto, fui a hacer una tarea, pero también estaba ahí como algo personal. Me dijo que eso fue paradigmático para su hijo gay”.
Respecto a su vida amorosa, recordó cómo sus primeras parejas las tuvo en Francia, a donde fue a estudiar becado por el Rosario, y donde empezó a definir su orientación sexual, ya que para entonces también tuvo novias, contó que su primera pareja homosexual fue un francés llamado Benoit.
Sin embargo, Juan Daniel comentó que luego de haber ‘salido del clóset’ con su mamá se sintió mucho mejor, “me liberé y eso me permitió ser más extrovertido, conocer más gente. Cuando se lo dije a mi mamá, uf, qué alivio”, aseguró.
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Actualmente vive con alguien llamado Sebastian, y comentó que en sus relaciones busca que sus relaciones sentimentales sean complementarias, así que ha encajado perfecto con él, quien es diseñador de modas y fabrica ropa alternativa, en un trabajo que realiza con mujeres trans del barrio Santa Fe, de Bogotá.
Quizá una de las razones por las que le ha ido bien a Juan Daniel Oviedo Arango en el Dane, es que se esfuerza en ser riguroso con las cifras, y crear métodos de medición que sean lo más exactos posible. Esto quizás obedece a que en su vida personal se define como alguien detallista, exigente y muy meticuloso, al punto de que afirmó que “un doble pliegue es la demostración más clara de la ineptitud. Si alguien se responsabiliza del mantenimiento de la ropa, tiene que hacerlo correctamente”.
Además de eso, Oviedo Arango se caracteriza como alguien obsesionado con la limpieza, organiza los billetes, sus prendas de vestir por tonos, del más claro al más oscuro, y en sus clases los estudiantes les dicen ‘Omiedo’ ya que dijo en la entrevista que no es un profesor amiguero. Inclusive al llegar al Dane comentó que “me dijeron: “esto es una familia”. Yo dije no. Yo no llego a ninguna familia. El Dane es una organización. No hay papitos, ni mamitas, ni hermanitos. Hay trabajadores”.
Respecto a sus horas de sueño, durante la entrevista comentó que duerme solo 4 horas, es buen madrugador y dijo que “ese es uno de los temas de los que no me siento orgulloso”. Respecto a su alimentación, dijo que “siempre estoy comiendo un banano, una mandarina. Por otro lado, como no duermo, subo las defensas con gotas de oxígeno, un sorbito diario de plata coloidal”.
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La entrevista abarcó temas como su libro preferido: ‘En defensa del error’, de Kathryn Schulz, que calificó como “superimportante”, porque a su juicio “creo que siempre es mejor decir: me equivoqué. Y eso fue lo que llevó a que la gente quisiera que me fuera. Cuando dije que el Dane se había equivocado en el censo, en el cálculo del PIB departamental, la gente saltó: ¿pero por qué no saca esos datos y pone otros y ya? Economistas de trayectoria me decían que no hiciera tanto escándalo”.
Finalmente, en el momento de la entrevista se dio la bendición, por lo que, ante la pregunta de si cree en Dios, respondió que es católico a su manera, comentando que conoció el concepto del mantra, y relató que “me interesa el concepto de religión con una raíz común y explicaciones distintas. Me encantan ideas como la de alimentar a Buda. Más alegres, menos culposas. Además el catolicismo no ha sido muy consistente con el tema de la homosexualidad. Eso me da un poco de rabia. Pero sí: creo en Dios”.
Respecto a su acento y las burlas, y del trabajo como director del Dane, concluyó que “los que dijeron “este gomelo pendejo” deben estar arrepentidos. El buen gusto está. Y mi círculo de amigos siempre era el de los gomelos. De pronto de ahí viene el acento que dicen que tengo. Pero la gente cree que eso implica ser hijo de papi y mami. Por eso existen los dichos: las apariencias engañan”.
Ahora, Oviedo avanza en su recolección de firmas para entregar a la Registraduría, y de esa manera obtener el apoyo necesario para avalar su candidatura al considerado segundo cargo de elección popular más importante del país.
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