El consumo de pornografía ha aumentado en todo el mundo; y principalmente los jóvenes son quienes han marcado los mayores registros de acceso a material audiovisual sexualmente explícito, llegando, en muchos casos, a convertirse en un problema que afecta distintos ámbitos de la vida personal, familiar, académica y hasta laboral si no se maneja con el debido control.
Pero, ¿cómo identificar cuando el consumo de pornografía puede convertirse en un problema? Según un artículo escrito en el portal ‘The Conversation’ con base en una investigación liderada por Carlos Chiclana Actis, profesor asociado de la Universidad CEU San Pablo, el abuso de la pornografía también puede influir en el desarrollo de una sexualidad sana.
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El artículo reseña que la pornografía puede convertirse en un problema cuando empieza a influir en los comportamientos de la persona y sus relaciones con los demás, la tendencia a cosificar la figura femenina como un ‘objeto sexual’, así como incurrir en estereotipos de género.
Otra señal de que se está abusando de la pornografía se relaciona con que se empieza a tener actitudes permisivas sexuales, una instrumentalización de la sexualidad; conductas sexuales de riesgo y consumo de sustancias psicoactivas.
Para los investigadores, el consumo del porno tiene unos grados determinados que se clasifican como el uso, el uso problemático y el abuso; empezando por verlo esporádicamente con fines recreativos.
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Los problemas empiezan cuando se da una frecuencia considerable, al punto de incidir en síntomas depresivos y de ansiedad, se deja de gestionar las emociones, y hay dificultades con la sexualidad como falta de deseo, disfunción, así como en las relaciones afectivas.
Para tratar estas consecuencias del consumo excesivo de la pornografía se debe hacer con una terapia que incluya los aspectos biológicos, psicológicos, interpersonales y del entorno del individuo, a través de métodos como la terapia cognitivo-conductual, que se basa en enseñar a la persona a analizar sus propios pensamientos, sentimientos y comportamientos para que pueda intervenir sobre estos.
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Con la terapia cognitivo-conductual, según el artículo, se gestionan los factores internos y externos que influyen en el consumo de pornografía y se trabaja en superarlo.
Otro tipo de terapia que recomiendan los expertos es el de la reestructuración cognitiva, con la que se aprende que consiste en aprender a modificar pensamientos negativos y extremos asociados al problema por pensamientos más realistas y positivos. En internet hay varias herramientas digitales que pueden ayudar en los dos modelos de terapia.
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